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No se olviden de José Luis Cabezas: A 28 años del crimen que marcó al fotoperiodismo

Sus fotos más emblemáticas reflejaron momentos clave, no solo de la política y el poder, sino también de la vida cotidiana de personajes importantes de la Argentina, como Diego Maradona o René Favaloro.





José Luis Cabezas dejó una marca imborrable en la historia del fotoperiodismo argentino. A 28 años de su asesinato, su legado sigue vivo en las imágenes que logró capturar con su cámara a lo largo de su carrera.


Sus fotos más emblemáticas reflejaron momentos clave, no solo de la política y el poder, sino también de la vida cotidiana de personajes importantes de la Argentina, como Diego Maradona o René Favaloro.


En la madrugada del 25 de enero, Cabezas regresaba de una fiesta en la casa del empresario Oscar Andreani, en Pinamar, cuando fue interceptado por un grupo de hombres liderado por Gustavo Prellezo, un oficial de la Policía Bonaerense.


Cabezas fue secuestrado y, minutos después, su vehículo fue encontrado en las cercanías de General Madariaga, con el cuerpo del fotógrafo calcinado dentro del auto. La policía halló los restos de Cabezas dentro de un Fiat 147 quemado, con las manos esposadas y dos disparos en la cabeza.


El entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, había expuesto su nombre un año antes, al acudir al Congreso de la Nación, acusándolo de estar vinculado a hechos de corrupción y de ser un jefe mafioso con protección política y judicial.

Yabrán, que había contratado para su aparato de seguridad a expolicías exonerados de la bonaerense y a represores de la última dictadura, había pasado a ser un nombre conocido, y Cabezas le puso rostro a esa figura que hasta entonces era desconocida. Lo retrató caminando en la playa junto a su esposa, y esa foto fue tapa de la edición de Noticias del 3 de marzo de 1996.


Gustavo Prellezo, el excomisario que le disparó a Cabezas, obtuvo su libertad condicional en 2017 tras cumplir una parte de su condena y se recibió como abogado. A pesar de las quejas y la desaprobación de su matrícula en la provincia de Quilmes, fue aceptado en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, lo que generó un repudio en los familiares de Cabezas.


Gregorio Ríos, jefe de seguridad de Yabrán, fue beneficiado con la prisión domiciliaria en 2006 y, tras cumplir la pena, quedó en libertad en 2013. Actualmente trabaja como capataz en una estancia, en Corrientes.

Otros miembros de la banda, como Horacio Braga y José Auge, continuaron con sus vidas, realizando actividades profesionales en La Plata, aunque también estuvieron envueltos en escándalos. Auge, por ejemplo, fue parte de un spot electoral que postulaba como candidato a gobernador de Buenos Aires a Fernando Burlando.


Mientras tenían una charla normal entre vendedor y cliente, Braga soltó: “Yo estuve detenido, fui uno de los que mató a Cabezas”, le dijo al chico, que se quedó perplejo ante esa confesión. “Pareciera que anda por la vida orgulloso de lo que hizo, contándole a la gente como si nada”, expresó la mujer.


Alberto “La Liebre” Gómez, el comisario que liberó la zona, fue detenido en 2020 por posesión de armas de guerra, pero logró mantenerse libre. A pesar de recibir una condena perpetua por el asesinato de Cabezas, Gómez estuvo menos de 15 años en prisión.


Por su parte, Aníbal Luna, otro de los condenados, logró rehacer su vida en General Madariaga, aunque su entorno empresarial está rodeado de sospechas de conexiones con la familia Yabrán. El municipio de la localidad, por su parte, lo declaró persona no grata.


Sergio Gustavo González, condenado también por el crimen, recuperó su libertad en 2005, pero fue arrestado nuevamente en 2015 por narcotráfico.


De los policías condenados por prestar apoyo logístico, Sergio Camaratta fue liberado en 2006, pero regresó a la cárcel en 2012, tras una revocación de su pena. Murió tres años después. Lo mismo sucedió con Héctor Retana, otro implicado, que murió en la cárcel en 2001 debido a un paro cardíaco.


Mientras tanto, Alfredo Yabrán, el empresario que ordenó el asesinato, nunca fue juzgado, ya que se suicidó en 1998, cuando las investigaciones contra él se intensificaron, aunque muchos descreen de esta versión. La noticia de su muerte cerró el capítulo sobre su implicación directa en el crimen de Cabezas, pero dejó abiertas las preguntas sobre las estructuras de poder que protegieron a los responsables.


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